Lo reconozco esta mujer no me gustaba desde el mismo momento que conocí que fue impuesta desde Génova como sorpresa para propios y extraños para presentarse como candidata a la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha. Y fui uno de los que vio en la cara de José Manuel Molina, en aquella inauguración que se estaba enterando a la misma vez que la prensa. Me pareció una falta de respeto hacia la única persona que mostraba coherencia política en el PP en Toledo.
Confirmó mis prejuicios aquella entrevista en Onda Cero en la que, en un alarde de auténtico desconocimiento de la realidad castellano manchega, venía a decir que el voto al PP en Castilla la Mancha era culto y de ciudad, frente al voto del PSOE, que era el de gente de pueblos y zonas sin libertad de opinión e información ni cultura.
Aquellas declaraciones, unidas al profundo desconocimiento de esta tierra, le llevaron a perder las elecciones. En contra de lo que habían hecho sus antecesores, no salió disparada hacia un nuevo cargo (si lo hubiese requerido, se le hubiese vuelto a designar senadora, sin examen of course) sino que decidió "quedarse" aquí. Entrecomillo quedarse por aquello de que sólo pasa en esta tierra un día y medio a la semana.
Desde que decidió volver a ser candidata, sus acciones por Castilla la Mancha sólo pueden contabilizarse desde el lado de las afrentas: Nada en favor de la defensa del Tajo, apoyo a los populares de Murcia y Valencia en sus manifestaciones a favor de la sangría del Trasvase, matrimonio con uno de los principales responsables del acoso sin piedad a CCM, orden a los ayuntamientos populares para que no se sumasen -o lo hiciesen con demora- al Plan de Choque contra el desempleo o no querer firmar del Pacto por Castilla - La Mancha, junto con empresarios, sindicatos y partidos políticos.
Pero la última es la que acaba de confirmar que esta candidata no es trigo limpio: El mayor saco de estiercol de la democracia que ha caido sobre un partido político - la Trama Gürtel- ha terminado salpicando al nombre de la ciudad de Toledo y al de Dolores de Cospedal.
Mucho dinero fácil para responsables del PP. Mucho dinero que provenía del bolsillo de los ciudadanos. Y en ocasiones de organismos en los que la Sra. de Cospedal tenía responsabilidad. Se puede desprender, de la parte del sumario del proceso contra responsables del PP que ha visto la luz, que al menos dos empresas del caso Gurtel trabajaron para Dolores y el Metro que vuela cuando era Consejera de Transportes.
Lo que volaron son los billetes. Años después, cuando les han pillado, han echado toda la mierda posible sobre Garzón, la Policía, la Fiscalía, los medios de comunicación con todo tipo de argumentos descalificadores.
Sería tan sencillo como dimitir. Y no vale con dejar el partido, hay que dejar el escaño que da de comer con dinero público. Si no lo hace así, si no aclara por qué prestaron servicios para su consejería aquellas empresas y qué ocurrió con ese dinero corre usted el riego de ser sometida a uno de esas tendencias que tenemos la gente de los pueblos de Castilla la Mancha a los que nos tildó de incultos: ponerle un mote. Y para tal hazaña, resulta especialmente apropiado el título de este post.
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Costa sigue como secretario general del Partido Popular de la Comunidad Valenciana y así consta aún en su web. 
