lunes, 14 de junio de 2010

Por qué no a una convocatoria de huelga general.

Una vez conocido y analizado -de momento muy someramente, lo reconozco- el proyecto que pretende modificar la redacción actual del Estatuto de los Trabajadores, -proceso de reforma laboral- que me ha remitido mi sindicato es preciso manifestar una serie de valoraciones que, en mi opinión hacen de la reforma una buena reforma y que afortunadamente la alejan del decretazo brutal que solicitaba el Sr. Cañete hace ya algún tiempo:
- La nueva redacción mejora en el acceso a la fórmula de contratación indefinida al corregir el coladero de la anterior reforma al considerarse encadenamiento de contrato temporal aquellas situaciones en las que el trabajador sea contratado con un nuevo contrato de trabajo temporal para un puesto de trabajo diferente o que lo hiciesen para el mismo puesto pero a través de una empresa del mismo grupo.
- Además mejora la indemnización por cese de 8 a 12 días en los contratos temporales. Si bien la aplicación gradual de la medida es discutible, no supone en ningún caso lesión de los derechos que disfruta cualquier trabajador temporal en la actualidad. (Nunca van a cobrar menos de lo que cobran ahora)
- Por otra parte se reduce el plazo de la comunicación por despido de 20 a 15 días, lo que en mi opinión es asumible y se generaliza la indemnización de 33 días sí y sólo sí se consigue generalizar la implantación del contrato de fomento de la contratación indefinida, cuyas limitaciones de implantación se ven prácticamente eliminadas. ¿Prefiero una menor indemnización por despido objetivo a cambio de estabilidad en el empleo? En el momento actual, rotundamente sí.
Es justo destacar que llama poderosamente la atención la supresión de la extinción nula por la improcedente en los casos de defectos de forma. Eso en mi opinión debería quedarse como estaba.
Por su parte, el apartado dedicado al fomento de la contratación a menores de 30 años y su especial incidencia en las mujeres, no puedo valorarlo sino como una gran noticia

En definitiva, y a falta de un análisis más profundo, esta reforma no es en absoluto es tan sangrante como para merecer una huelga general. Recordemos que la última vino provocada por un proyecto que no otorgaba ningún derecho adicional a los trabajadores, sino única y exclusivamente recortes, y en este caso sí se plantean algunas mejoras sustanciales.
Seamos valientes, trabajemos juntos. Los criterios de convocatoria de una Huelga General no pueden estar basados en algo diferente a una pretendida instauración de una normativa que sólo instaure recortes. Seamos justos.