lunes, 17 de diciembre de 2007

BURLA

La burla, o el gesto de burla es divertido. Es gracioso, es sano. Muy especialmente la burla de un niño. Le hace parecer más dinámico de lo que ya se le presupone a un peque. A todos nos gustan más los "niños malos"
Pero... ¿os imagináis un gesto así en un jubilado? No suele ser habitual. Y es bastante desagradable.
Yo lo he contemplado esta mañana (su gesto obsceno iba dirigido a mi) y me he quedado perplejo.
¿Quién ha sido? Justo ese que estás pensando. Pero, por favor, no me pidas que te lo cuente. Si le ridiculizo aquí, después de haberle negado el tratamiento de DON igual se enfada aún más conmigo.
Pero por otra parte...mira. Si descarga su ira conmigo...así deja en paz al resto ¿no?

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay burla mala, sino respuesta superior.

Aún recuerdo lo que me afectaba, que la gente me hiciera desagrabios y aún más que me ofendiera sin yo haber ocasionado motivo alguno para ello.

Hoy por hoy, y desde hace ya tiempo, tengo la seguridad clara de que me provoca todo ello: motivación y afán de superación, cada día más. Si os digo la verdad, cuando se me plantea una situación así, en vez de achicarme, lo primero que me produce es una risa grandilocuente en mi rostro y lo segundo, es que me digo para mí, mil veces mejor eso que la indiferencia.

Sin ser egocentrista, pienso que cuando causamos esas "alteraciones" en los rostros inalterables de ciertos individuos, es una señal inequívoca de que nuestra labor diaria, da sus frutos, aunque a otros no les guste digerirlo.

Así que ánimo y a seguir trabajando.

Isab