viernes, 28 de marzo de 2008

¿Qué hacemos con los juegos?

Desde el pasado 10 de marzo, día del aniversario de la fracasada rebelión tibetana de 1959 que causó la huida al exilio del Dalai Lama, monjes budistas secundados por la población civil han protagonizado diversas protestas en el Tíbet. Estas manifestaciones desembocaron en unos disturbios en la ciudad de Lhasa que costaron la vida a 19 personas, según la versión oficial de China, y a 140 según el Gobierno tibetano en el exilio en la India.

A raíz de estos disturbios, algunas voces de la comunidad internacional han comenzado a hablar de un posible boicot a los Juegos Olímpicos que se celebrarán el próximo verano.

El boicot ¿ayudaría a cambiar la situación del Tibet? La celebración de estos Juegos debe ser una oportunidad para el diálogo entre China y el resto del mundo, pudiendo convencer así a las autoridades chinas de la necesidad de proteger a las minorías, los derechos humanos y la democracia. En eso es en lo que hay que emplear nuestras fuerzas, en que se elimine cualquier manifestación de violencia, en que el diálogo derive en un cambio de postura de China que se logre un cambio de rumbo hacia su democratización.

Hay que recordar además que las propias autoridades tibetanas en el exilio han manifestado su deseo de que se celebren estos Juegos y, por tanto, rechazan el boicot.

Por último, son muchos los deportistas, ajenos a este tipo de conflictos que llevan años entrenando para estos juegos en sus correspondientes disciplinas, empleando mucho esfuerzo y dinero en su preparación.
El deporte siempre ha pretendido ser sinónimo de ausencia de violencia y de sana competencia. Que su espíritu se ligue definitivamente a la línea del debate de estos días y dejemos, por favor, de plantearnos inútiles e improductivos obstáculos para la celebración de los juegos.

viernes, 7 de marzo de 2008

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sábado, 1 de marzo de 2008

No dejes que vuelvan