Lo reconozco, que te toque ser Ministra y dirigir un área como el de empleo en un ciclo económico catastrófico sin que las medidas que diseñan y adoptan tus compañeros, en el ámbito de sus competencias, sirvan para estimular la creación de puestos de trabajo no debe ser sencillo.
Pero si además en tu área de gestión a presentar aquellas que te dan hechas como una herramienta para estimular la oferta y lo único que consigues es destruir empleo, la tarea puede comenzar a ser frustrante.
Sin embargo, si después de encomendar el éxito de tu gestión a la Virgen del Rocío, de que te convoquen dos huelgas generales, de que te pillen filtrando a la prensa datos personales del principal partido de la oposición incluso eres capaz de reconocer que estabas jugando al Bubble Shooter en el día D y la hora H en el que España estaba a punto de ser intervenida, o de que te dejas 3000 pavos al mes en viandas y manjares para tus altos cargos la gente deja de empatizar con lo complejo de tu tarea y empiezan a pensar que algo falla, que la incompetencia que representas es más que manifiesta, que has quedado en evidencia en demasiadas ocasiones.
Pero tu jefe te mantiene, llevas toda la vida laboral a su lado y sabes que no te va a cesar, a pesar de que ni tienes vocación de servicio público y, si la desarrollases, nuna sería dirigiendo un ministerio como ese. Y aquí surge la pregunta ¿Que necesidad tienes de seguir constatando que te faltan caramelos en el frasco? De la creadora de todo lo anterior:
"Para el Gobierno son también personas aquellas que se van al paro en el sector público"
Para incrédulos:
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